El fenómeno de El Niño ha acaparado las noticias en el último mes, mientras los sectores agropecuario y energético toman medidas para hacer frente a sus impactos.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se prevé que las condiciones de El Niño continúen durante el segundo semestre de 2023 con una probabilidad del 90%. De hecho, los expertos pronostican que el episodio será de intensidad moderada. También se prevé que se extienda hasta el primer trimestre de 2024.

Pero, ¿qué es El Niño-Oscilación del Sur (ENOS)? En esta nota buscamos responder esta y otras preguntas con el fin de comprender este fenómeno cuya ocurrencia se da naturalmente cada dos a siete años.

¿Qué es el ENOS?

El ENOS es un fenómeno climático natural que involucra la interacción entre la atmósfera y el océano en la región del Pacífico ecuatorial. Se manifiesta a través de dos fases principales: El Niño (fase cálida) y La Niña (fase fría). 

Estas fases tienen un impacto significativo en los patrones climáticos globales y pueden influir en las condiciones meteorológicas en diversas partes del mundo. Explica el por qué la ciudad de Buenos Aires (Argentina) está experimentando temperaturas diurnas de 25°C en pleno invierno y en los valles de Ohio, Estados Unidos, se prevé que sufran sequías, además de inundaciones en la costa oeste de ese país. 

La Niña, cuyo impacto se sintió desde agosto de 2021 hasta febrero de 2023, se caracteriza por el enfriamiento anómalo de las aguas superficiales del océano Pacífico ecuatorial, lo cual puede llevar a cambios en los patrones de viento y precipitación, afectando el clima global.

Tras un periodo neutro de cinco meses, el actual El Niño relevó a La Niña y estará activo hasta al menos marzo de 2024, lo que implica -en nuestro caso- temperaturas por encima del promedio en los próximos meses en el Pacífico y el Valle Central, también en la estación seca 2023-2024.

El Niño está relacionado con el calentamiento de las aguas de la superficie oceánica en las partes central y oriental del océano Pacífico Tropical, aunque también se ve influenciado por el cambio climático antropogénico, haciéndolo más fuerte y amplificando sus impactos.

¿Cómo y quién declara que estamos bajo la influencia de ENOS?

El organismo que se encarga de declarar que estamos bajo la influencia del ENOS es la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), agencia científica del gobierno de los Estados Unidos que vigila los océanos y la atmósfera. Dicha organización emite alertas sobre mal tiempo, crea mapas marinos y aéreos, aconseja sobre el uso y la protección de los recursos marinos y costeros, y realizan investigaciones para mejorar nuestro conocimiento sobre el medio ambiente. 

La NOAA opera una red de boyas de monitoreo como parte de su programa de observación y seguimiento del fenómeno El Niño/La Niña. Estas boyas desempeñan un papel crucial en la recopilación de datos oceánicos y atmosféricos en tiempo real para comprender y predecir los cambios asociados con el fenómeno. 

Dichas boyas permiten una recopilación de datos en áreas clave de los océanos Pacífico y Atlántico tropical, donde se desarrolla el ENOS. Estos datos se utilizan para realizar pronósticos y modelos climáticos que ayudan a anticipar y mitigar los impactos de estos eventos en las condiciones climáticas locales y globales.

¿Cambio climático o variabilidad climática? 

La distinción clave entre el cambio climático y la variabilidad climática radica en la duración y causas de los patrones climáticos. 

La variabilidad climática implica fluctuaciones naturales a corto plazo en el clima debido a factores como oscilaciones atmosféricas y oceánicas, manifestándose en escalas temporales de días a décadas. De hecho, un ejemplo de variabilidad climática es el fenómeno de El Niño y La Niña, los cuales causan cambios temporales en los patrones climáticos regionales. 

Por otro lado, el cambio climático se refiere a alteraciones significativas y a largo plazo en el clima, en su mayoría causadas por actividades humanas que liberan gases de efecto invernadero. Esto ha llevado a un aumento constante de las temperaturas globales, al deshielo de los glaciares y la elevación del nivel del mar, ejemplificando impactos profundos y duraderos en el clima y el medio ambiente.

¿Está El Niño (fase cálida) relacionado a las altas temperaturas?

En un informe publicado el pasado mes de mayo, elaborado por la Oficina Meteorológica del Reino Unido en colaboración con homólogos de todo el mundo, se pronóstico -con un 98% de probabilidad- que al menos uno de los próximos cinco años y el quinquenio en su conjunto serán los más cálidos jamás registrados, superando así el récord establecido en 2016, cuando se vivió un episodio excepcionalmente intenso de El Niño. 

Asimismo, el informe señaló que existe un 66% de probabilidades de que la temperatura media anual del planeta cerca de la superficie entre 2023 y 2027 supere temporalmente en 1,5 °C los niveles preindustriales, esto durante al menos un año. 

El impacto del episodio actual de El Niño sobre las temperaturas mundiales suele manifestarse al año siguiente, por lo que se espera que sea más evidente en 2024.

La situación actual indica que, desde febrero de 2023, las anomalías medias mensuales han provocado un significativo aumento de la temperatura de la superficie del agua en la parte centroriental del Pacífico ecuatorial. En febrero estaba casi 0,5 °C por debajo de la media (-0,44ºC ), pero en mayo, ya se encontraba alrededor de medio grado por encima de la media (+0,47ºC). Hacia la semana del 14 de junio de 2023, estas anomalías continuaron en aumento, alcanzando un valor de +0,9 ºC en la temperatura cálida de la superficie del mar. 

Aunque las observaciones oceánicas y atmosféricas indican que las condiciones típicas de un episodio de El Niño están presentes en el Pacífico, existe cierta incertidumbre debido a que el acoplamiento océano-atmósfera, esencial para amplificar y prolongar los efectos del fenómeno, es débil. Se necesita que pase un mes más para presenciar un acoplamiento completo en el Pacífico Tropical.

¿Cómo se manifiesta El Niño (fase cálida)?

El fenómeno de El Niño se asocia comúnmente con un aumento de la pluviosidad en algunas zonas meridionales de América del Sur, el sur de los Estados Unidos, el Cuerno de África y Asia Central. Sin embargo, también puede ocasionar graves sequías en regiones como Australia, Indonesia, partes del sur de Asia, América Central y el norte de América del Sur. 

Durante el verano boreal (el que vive el hemisferio norte), el calentamiento de las aguas debido a El Niño puede generar huracanes en las partes central y oriental del océano Pacífico, mientras que puede dificultar su formación en la cuenca del Atlántico.

En general, El Niño tiene un efecto opuesto a La Niña, cuyo episodio más reciente terminó a principios de 2023.

¿Y en Costa Rica?

Durante la fase intensa de El Niño (fase cálida), notable en los años 1982, 1997 y 2015, Costa Rica lo resintió en su agricultura, sensación térmica y disponibilidad de agua. Esto porque los cambios globales tienen efectos locales en recursos hídricos, ambiente y sociedad.

En el Pacífico y Valle Central, por ejemplo, suele haber una marcada disminución en las lluvias durante El Niño, lo que puede causar sequías y afectar la cantidad de agua en ríos y embalses. En contraste, el Caribe tiende a experimentar un aumento notable en las precipitaciones, incluso un 200% más de lo normal, con riesgo de inundaciones y deslizamientos.

Para el trimestre agosto-octubre de 2023, se prevén superávits del 10%-15% en Zona Norte y Caribe, mientras que Guanacaste, Pacífico Central y Valle Central podrían tener déficits máximos del 20% y el Pacífico Sur un 10% de superávit, en cuanto a lluvias se refieren.

Un impacto clave del Niño es que la formación de huracanes en la cuenca del Atlántico y mar Caribe disminuye, lo que mitiga las amenazas climáticas extremas.

En el Pacífico, El Niño disminuye la cantidad de temporales en comparación con La Niña, afectando la disponibilidad de agua para agricultura. Es más, el aumento de días secos y la reducción de lluvia empeoran las condiciones secas en varios lugares.

Por último, El Niño tiende a aumentar las temperaturas en el país debido a que los vientos trasladan el calor del océano al continente, lo cual impacta la salud humana, la agricultura y los ecosistemas. En este sentido, tomar medidas de planificación y adaptación son esenciales.

¿Qué impactos se esperan para Costa Rica?

El Niño podría tener diversos efectos adversos, como el desabastecimiento de agua, los golpes de calor, incendios forestales y descenso en los niveles de embalses de generación de energía eléctrica. 

Además, la actividad agropecuaria podría verse afectada, con riesgo de pérdidas de cultivos o escasez de alimento para el ganado. Por lo tanto, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) recomienda a la población adoptar medidas de uso racional del agua y contar con tanques de almacenamiento para mitigar los impactos de El Niño.

Según los pronósticos del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), el mayor impacto será en regiones como Pacífico Norte, Zona Norte, Caribe, Chorotega y Gran Área Metropolitana (GAM).

¿Cómo se está preparando el país? 

Desde marzo de 2023, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) ha coordinado con instituciones del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo para monitorear y prepararse para hacer frente a El Niño. Para ello, se realizan reuniones de seguimiento con el IMN con el objetivo de afinar acciones para sectores que pudieran verse afectados como  agricultura, electricidad, agua y medio ambiente.

El presidente de la CNE, Alejandro Picado, enfatizó -en un comunicado de prensa oficial- la importancia de la coordinación ante las variaciones de El Niño y otros eventos, como son las Ondas Tropicales. 

Hasta julio de 2023 se han registrado 626 incidentes de inundación, lo que representa una disminución del 42,2% en comparación al año anterior. Sin embargo, Picado advirtió sobre los meses más intensos de la temporada lluviosa y un posible déficit de agua debido a El  Niño que se extendería hasta abril de 2024.

Como parte de los preparativos, la CNE está fortaleciendo a los Comités Municipales de Emergencia y abasteciendo las bodegas con suministros. Asimismo, se apoya en una red de 500 radios digitales que monitorean riesgos en todo el país. Además, el programa “Comunidad Pellizcada” ha capacitado a más de 300 Comités Comunales de Emergencia para manejar albergues y responder a eventos.

Por su parte, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) hace lo suyo en el tema de acueductos: atención de fugas, distribución eficiente, optimización de potabilización y alianzas entre operadores para garantizar el suministro de agua potable. Como se prevé una mayor afectación en la época seca de 2024 debido a la falta de lluvias y agotamiento de mantos acuíferos, AyA hace un llamado a la población para maximizar el uso de agua con tal de cubrir las necesidades básicas. También se trabaja en incorporar nuevos pozos y monitorear fuentes de agua para identificar cambios.

En cuanto al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), este ha tomado medidas considerando pronósticos climáticos y posibles impactos en el territorio nacional. En este sentido, han proporcionado apoyo a productores y emitido recomendaciones por actividad afectada. También se están impartiendo capacitaciones que incluyen temas como conservación de forrajes, manejo hídrico y producción de bioinsumos.

El MAG también está colaborando con la Liga Agrícola Industrial de la Caña de Azúcar (LAICA) para distribuir melaza entre las cámaras de ganaderos ubicadas en zonas vulnerables y también se mantiene una cuota de azúcar para suplementar colmenas. 

En conjunto con el Instituto Nacional de Innovación y Transferencia en Tecnología Agropecuaria (INTA), los agricultores disponen de semillas de maíz y sorgo para siembra en 600 hectáreas. También se está coordinando con empresas privadas para tener acceso a suplementos de piña y pulpa de naranja, así como heno para alimento animal. 

Asimismo, el MAG, a través del Sistema de Banca para el Desarrollo, está destinando cerca de 5.000 millones de colones para créditos de adaptación ante déficit de lluvias y también se ofrece Crédito Rural con tasa especial del 4% por prácticas ambientales. Fundecooperación también está brindando financiamiento para tecnologías climáticas, enfatizando el uso eficiente del agua y los recursos propios en las fincas. Los productores pueden  buscar más información en las Agencias de Extensión Agropecuaria del MAG a nivel local.

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